Empieza a teclear lo que buscas...
closeEstrella Montolío y el lenguaje claro
19 de diciembre de 2016
«Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro».
Con esta cita de Albert Camus comenzaba su seminario Estrella Montolío, asesora de comunicación y catedrática de Lengua Española en la Universitat de Barcelona, en la sede de Prodigioso Volcán.
La comunicación nos representa; el lenguaje claro no es vulgar ni infravalora, sino que es preciso y adecuado. Pero, ¿qué entendemos por «lenguaje claro»? Podríamos decir que hablamos claro cuando conseguimos comunicar de forma fácil, directa, transparente y eficaz, ofreciendo además una información relevante.
Un ejemplo de lo que no es lenguaje claro lo encontramos en los documentos oficiales de España y otros países de habla hispana. A menudo resulta complicado descifrar la sintaxis rocambolesca de este tipo de documentos, pero estamos tan acostumbrados que, cuando los entendemos fácilmente, desconfiamos y pensamos que nos están ocultando información o que el documento en cuestión no debe ser muy importante. En Estados Unidos ocurre prácticamente lo opuesto; cuando un ciudadano no entiende un documento, no lo firma, no compra el producto que vende o desconfía de la administración o empresa del que procede.
En la Unión Europa, el Reino Unido y Suecia son pioneros en el uso del lenguaje claro. Cualquier documento público en Suecia, por ejemplo, ha de llevar un sello de un experto del lenguaje que asegure que el documento cumple con los requisitos de un lenguaje claro. Con una formula muy simple se consigue que los ciudadanos confíen en el Estado: comunicación clara = confianza ciudadana, lo que en sueco se llama ällmänhetens förtroende (aunque a la mayoría de nosotros no nos suene muy claro).
En general las perspectivas son positivas, la Unión Europea trabaja desde hace un tiempo en establecer nuevos requisitos para comunicar mejor: los documentos deben ser fáciles de entender, deben gestionarse y redactarse de manera más simplificada, usar un lenguaje simple y amable y traducirse a todas las lenguas de la Unión Europea. El libro Cómo escribir con claridad, preparado por la Comisión Europea y la Dirección General de Traducción, forma parte de estos esfuerzos por comunicar mejor, ya que recoge las normas de comunicación que deben cumplir obligatoriamente todos los funcionarios de la UE.
Para comunicar mejor debemos romper con la idea de que necesitamos muchas palabras y frases larguísimas; lo cierto es que solo necesitamos las palabras justas. Cuando comunicamos de forma clara y transparente, damos a entender que no tenemos nada que ocultar, pero sí la voluntad de compartir. Es algo así como tender la mano a la persona con la que hablamos. Es por eso que la comunicación clara y directa aumenta la confianza que nuestros grupos de interés y la sociedad en general depositan en nosotros (y ya sabemos todas las ventajas que eso implica).
En Corporate Excellence nos aplicamos el cuento, y uno de los propósitos para el año que viene es seguir aprendiendo sobre este ámbito, comunicarnos con un lenguaje más claro y, por supuesto, compartir lo aprendido.