Artículo

13 septiembre, 2024

54 años después de Milton Friedman: su contribución a la gestión empresarial

En 1970, Milton Friedman, uno de los economistas más influyentes del siglo XX, publicó un artículo en The New York Times Magazine titulado “The Social Responsibility of Business is to Increase Its Profits” (La responsabilidad social de las empresas es aumentar sus beneficios). A cinco décadas de esta publicación, el impacto de su pensamiento sigue siendo motivo de debate en los círculos empresariales y académicos. Este artículo no solo fue una crítica a la creciente demanda de responsabilidad social corporativa, sino también una defensa de la gestión empresarial centrada en la maximización de los beneficios como su principal y, según él, única responsabilidad.

El aniversario de esta influyente tesis es una estupenda oportunidad para reflexionar sobre cómo las ideas de Friedman han moldeado la gestión empresarial moderna, así como para evaluar el equilibrio entre el propósito empresarial y las demandas sociales en un mundo cada vez más interconectado y consciente de los desafíos globales. Vamos a ello:

El legado de Friedman: maximización de los beneficios

Milton Friedman es conocido por su defensa del libre mercado y su crítica a la intervención estatal en la economía. En su famoso artículo de 1970, argumentó que la responsabilidad social de las empresas debía limitarse a generar beneficios para sus accionistas, siempre dentro de los márgenes de la ley y las reglas del mercado. Esta idea revolucionaria simplificaba el propósito empresarial, despejando lo que consideraba distracciones como la filantropía o el activismo social.

Para Friedman, la gestión empresarial debía centrarse en la eficiencia económica. En este sentido, la responsabilidad principal de los directivos era utilizar los recursos de la empresa de manera que se maximizara el valor para los accionistas, ya que ellos habían invertido su capital en la empresa con la expectativa de obtener un rendimiento. 

Este enfoque simplificado y directo tuvo una gran influencia en la gestión empresarial durante las siguientes décadas. Se convirtió en la base de lo que hoy se conoce como la teoría del valor para los accionistas (shareholder value theory). La idea de que la maximización de los beneficios es el objetivo último de la empresa impulsó la toma de decisiones en muchas compañías, especialmente en Estados Unidos y Europa.

La influencia de Friedman en la gestión empresarial moderna

A partir de la década de 1980, las ideas de Friedman se consolidaron en la gestión empresarial. Las empresas comenzaron a enfocarse más en generar altos rendimientos para sus accionistas, y los ejecutivos fueron incentivados con paquetes salariales vinculados a las acciones de la compañía. Esta tendencia contribuyó al crecimiento del mercado bursátil y a una era de innovación tecnológica y corporativa. La eficiencia económica, impulsada por la competencia, se convirtió en el eje central del éxito empresarial.

Grandes desafíos del siglo XXI

Sin embargo, el paso del tiempo y la evolución de las expectativas hacia las empresas han sometido a un escrutinio crítico y profundo las ideas de Friedman. En el siglo XXI, las empresas enfrentan crecientes demandas de sus grupos de interés para abordar problemas económicos, pero también sociales y ambientales. Las siglas ASG se han convertido en temas centrales de las discusiones corporativas.

En este contexto, ha surgido un debate sobre la responsabilidad, el rol y la contribución que se espera de las empresas hacia la sociedad en su conjunto, y no solo hacia los accionistas. Algunos expertos argumentan que la tesis de Friedman ya no es adecuada para los desafíos del mundo moderno. Los movimientos a favor de la sostenibilidad, la inversión responsable y la gestión empresarial centrada en la generación de valor equilibrado para todos los grupos de interés de las compañías han ganado tracción.

La iniciativa del Business Roundtable de 2019, donde más de 180 directores ejecutivos de grandes empresas estadounidenses firmaron una declaración comprometiéndose a servir a todos los stakeholders y no solo a los accionistas, fue la principal evidencia de este cambio de mentalidad. Las empresas reconocen cada vez más que deben equilibrar la creación de valor económico con el bienestar social y ambiental para asegurar su sostenibilidad a largo plazo.

Más de cinco décadas más tarde de los postulados de Friedman, nos encontramos sumergidos en la economía de la reputación y de los intangibles como fuentes de valor empresarial. Un periodo conde la construcción y recuperación de la confianza de los grupos de interés se torna imprescindible para garantizar la sostenibilidad en el tiempo del tejido empresarial. Seguimos avanzando hacia modelos de empresa apalancados en un liderazgo consciente y en una gestión integrada de activos intangibles que impulsan la consecución de la excelencia corporativa.