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14 noviembre, 2025

Claves para impulsar el liderazgo responsable

En un entorno complejo y cambiante, se espera que las empresas actúen allí donde tienen capacidad real de intervención, especialmente en cuestiones sociales que impactan directamente a sus grupos de interés. De no hacerlo, corren el riesgo de desconectarse de las expectativas de su entorno y poner en juego su reputación corporativa y credibilidad. 

En este sentido, el liderazgo responsable se convierte en uno de los temas más relevantes en la agenda empresarial. Approaching the Future 2025 recoge cómo el 56,5% de los profesionales consultados lo sitúa entre sus principales prioridades, y un 47,9% asegura estar trabajando activamente en su implementación. Este compromiso es especialmente fuerte entre los perfiles directivos, un 44,4% de los cuales está destinando recursos para fortalecer la ética, la integridad y la conducta responsable en sus organizaciones.  

Ética, cultura y propósito: acciones principales del liderazgo responsable 

El liderazgo responsable no se limita a una declaración de intenciones; se construye desde la acción. En este sentido, el informe identifica tres ámbitos principales sobre los que las organizaciones están centrando sus esfuerzos: la promoción de la integridad y la conducta ética, el fortalecimiento de una cultura organizacional basada en valores y el desarrollo de un liderazgo consciente guiado por el propósito corporativo. 

El fomento de la integridad, la ética y la conducta responsable es el ámbito más trabajado tanto por la alta dirección (44,4%) como por otros perfiles profesionales (29,7%). Las organizaciones están reconociendo que no basta con generar valor económico: también deben actuar ante los grandes desafíos sociales que preocupan a sus grupos de interés. 

El liderazgo responsable exige una toma de decisiones coherente con los principios, el propósito corporativo y los valores de la organización. La integridad actúa como principio rector, asegurando la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. La ética aporta marcos comunes para analizar el impacto de cada acción —desde el punto de vista social, medioambiental y humano—. Y la conducta responsable se convierte en la manifestación concreta de la integridad y la ética aplicadas, visibles en el comportamiento diario de la organización. 

El segundo ámbito de acción se enfoca en construir una cultura interna sólida, anclada en valores y principios corporativos compartidos. Un 29,2% de los profesionales indica que sus organizaciones están trabajando en esta línea, principalmente a través de formación interna y acciones de sensibilización. Esta labor resulta clave para generar entornos coherentes, donde los valores guían la conducta de los empleados y fortalecen la identidad organizacional. 

En paralelo, también destaca la promoción del liderazgo consciente, apoyado en el propósito corporativo, como tercera área más trabajada. Aunque esta dimensión ha descendido ligeramente respecto a la edición anterior del informe, sigue siendo prioritaria para el 27% de los profesionales. En el caso de la alta dirección, su relevancia es aún mayor: un 40,2% afirma estar destinando recursos a este enfoque, lo que representa 13 puntos porcentuales por encima de la media. 

Un liderazgo que escucha y se alinea con su entorno 

Más allá de estos tres ámbitos principales, también se está impulsando un liderazgo conectado, que escucha y dialoga con los grupos de interés para comprender sus expectativas e intereses. Actualmente, un 24,6% de los profesionales están trabajando esta dimensión, conscientes de que solo es posible liderar con responsabilidad si se comprende de forma realista el contexto social. 

La escucha activa permite anticipar tendencias sociales, detectar señales de cambio y adaptar el rumbo de la organización antes de que los posibles riesgos se materialicen. También es una herramienta poderosa para construir confianza, ya que facilita una conexión más genuina entre la organización y sus stakeholders. 

Este aspecto del liderazgo actúa como puente entre lo interno y lo externo, ayudando a vincular las demandas sociales con la toma de decisiones dentro de la organización.  

Liderazgo responsable como motor de legitimidad social 

El informe Approaching the Future 2025 confirma que el liderazgo responsable se consolida como una prioridad para las organizaciones, y evidencia las áreas de acción en las que se necesita trabajar para materializarlo. 

Los tres ámbitos principales —ética e integridad, cultura basada en valores y apoyo en el propósito— junto con la capacidad de escucha y conexión con los grupos de interés, configuran un modelo de liderazgo que va más allá de la gestión interna. Todos estos ejes convergen en un objetivo común: fortalecer la legitimidad social de las organizaciones. 

En un entorno donde las expectativas externas son cada vez más exigentes y dinámicas, liderar con responsabilidad implica tomar decisiones alineadas con los valores, cultivar una cultura coherente y mantener un diálogo abierto y honesto con el entorno. La legitimidad social se obtiene como reconocimiento por parte de los grupos de interés, y el liderazgo responsable es una de las plataformas que favorecen e impulsan la contribución positiva de las compañías en el entorno en el que operan. 

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