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22 enero, 2025

Colaboración y bienestar, las empresas exploran nuevos modelos de trabajo

Una afirmación frecuente desde los años diez era que las oficinas ayudaban a las empresas a captar y retener talento. Así, frente a lo que llevaba sucediendo décadas, los espacios de trabajo debían ser cada vez más agradables y capaces de ofrecer al profesional una experiencia que trascendiera el ámbito de la ejecución de sus funciones para erigirse como un elemento diferenciador que impactase en la cultura corporativa y la satisfacción de los equipos.

Sin embargo, aunque las oficinas siguen siendo cuidadosamente diseñadas, la crisis provocada por la pandemia del Covid-19 hizo estallar los modelos de trabajo clásicos y aflorar las necesidades de los empleados. Tal es así que en 2024 la implementación de nuevas formas de trabajo es una tendencia intangible a la el 42,1% de las organizaciones están dedicando recursos de todo tipo.

La edición de 2024 del informe Approaching the Future la sitúa como séptima tendencia más importante, con una puntuación que se mantiene estable desde 2022 y en una senda de la consolidación clara desde la crisis provocada por la pandemia del Covid 19.

El trabajo en esta tendencia, caracterizado por la presencia de una gran cantidad de factores de desarrollo y la existencia de numerosos riesgos, está mostrando una evolución rápida y coherente con el momento económico y social. Si en los años inmediatamente posteriores a 2020 los avances se habían centrado en la elaboración de modelos híbridos que permitieran el desempeño del trabajo desde el hogar, en la actualidad los esfuerzos corporativos se están diversificando para responder a las distintas necesidades de las organizaciones y las personas que las componen.

Así, junto a los esfuerzos invertidos en la implementación de modelos híbridos, las empresas están trabajando ámbitos como la rotura de silos con el objetivo de impulsar la agilidad y ganar en competitividad.  Y es que la organización tradicional del trabajo en departamentos férreamente separados, que actúan como compartimentos estancos en los que todo comienza y termina, es enormemente lesiva para las empresas, ya que reduce la eficacia de la comunicación interna, mina confianza de los distintos equipos y aniquila capacidad de crear sinergias.

Un ámbito de actuación muy ligado al anterior y en el que cada vez trabajan más empresas es el de la colaboración y la transversalidad, encaminado a lograr que las organizaciones trabajen de forma coordinada para la consecución de objetivos comunes en torno a los que se alinean todos los departamentos. Comprender que el éxito corporativo es la suma del trabajo y la colaboración de todos y que la apuesta por la transversalidad es una apuesta por la eficacia en la gestión de operaciones es fundamental para que las empresas creen nuevos modelos que respondan a las exigencias del siglo XXI.

Un apartado especial en este capítulo es el de la formación y el desarrollo del talento. Las organizaciones concentran en este ámbito su respuesta a varios retos, ya que deben conjugar la competición voraz por un talento escaso que cada vez se fija más en cuestiones intangibles con la necesaria formación continúa que engrasa los engranajes de los equipos. Así, ofrecer opciones de desarrollo atractivas es tan relevante como formar a los profesionales en las cuestiones y herramientas que un entorno convulso presenta como perentorias sin previo aviso.

El último de los ámbitos en merecer una mención especial dentro de la tendencia de nuevos modelos de trabajo es el de la promoción del bienestar físico, emocional y mental. Mucho más allá de la famosa cesta de fruta en la oficina, las organizaciones están tomando medidas para convertirse en lugares dignos del desarrollo humano que en ellas sucede, ofreciendo facilidades para la realización de ejercicio físico, considerando cuestiones como la luz solar o creando entornos seguros para el día a día de las personas con todo tipo de diversidad.

La búsqueda de estos nuevos modelo, a la que cada vez se suman más organizaciones, responde a la necesidad de adaptación de las empresas, que deben priorizar a sus equipos en un contexto presidido por la velocidad, la incertidumbre y el cambio.