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16 julio, 2021

Cómo regular las ‘big tech’ para garantizar la competencia, la innovación y la eficiencia

La concentración de actividad económica en torno a las grandes compañías tecnológicas es creciente tanto por el efecto multiplicador del uso intensivo de la tecnología en el desarrollo de su actividad como por el ensanchamiento de sus negocios hacia tareas antes ajenas a ellas utilizando los datos como materia prima. Las big tech son las grandes protagonistas del fuerte crecimiento de la economía en el mundo porque generan una dependencia del resto de las actividades de sus soluciones y con un reflejo en la imparable revalorización de sus activos en los mercados.

Sobre las big tech y su papel en la economía han conversado los cuatro expertos sentados a la mesa digital de Foro Futuro, el observatorio de tendencias económicas organizado por CincoDías en colaboración con Banco Santander. “A escala internacional han crecido mucho las empresas en EE UU (Google, Amazon o Facebook) y en China (Alibaba o Tencent), tanto que se han convertido en gigantes, en detrimento de las empresas de Europa, que se ha quedado a verlas venir”, explica Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada y director de estudios financieros de Funcas. “Estas empresas han crecido gracias a su gran utilidad para el usuario, su gran capacidad para manejar big data y porque han actuado durante muchos años ajenas al radar antimonopolio o fiscal, que sí controla otras actividades económicas”, argumenta Carbó.

“Nos estamos moviendo hacia un nuevo equilibrio”, pronostica. “En los próximos años habrá mayor escrutinio por parte de los reguladores en EE UU, en Europa y en China y también habrá cambios en materia fiscal”, reitera el experto de Funcas y argumenta: “No tenía ningún sentido que la actividad que más ha crecido en los últimos diez años no pagara los mismos impuestos que otros sectores en declive”. En cualquier caso, las big tech son una clave fundamental para la productividad del futuro “y están mucho más sobre la mesa en EE UU que en Europa, incluso contando con los fondos de recuperación”, indica el catedrático.

El poder de las grandes tecnológicas ha llegado incluso a desatar una guerra tecnológica entre EE UU y China que dirimirá el dominio tecnológico del futuro y en el que Europa parece estar al margen. “Europa no se ha planteado crear una gran tecnológica de inteligencia artificial como sí han hecho EE UU y China”, puntualiza Carbó, que explica las diferencias entre los dos grandes modelos: “EE UU protege a sus tecnológicas, pero ha empezado a reconocer que hay un problema fiscal y hay una tendencia a aumentar el escrutinio antimonopolio”, destaca el catedrático. El modelo chino, sin embargo, es bastante distinto del resto: “En China hay un gran control estatal de la privacidad, además hay instaurada una regulación para prevenir concentración de poder e inestabilidad financiera”. Según afirma Carbó, vivimos años fundamentales para definir cómo serán las economías del futuro. “El Covid es una oportunidad, un reto, por el salto que ha supuesto para la digitalización”, indica el experto. “La pandemia no ha debilitado para nada a las grandes tecnológicas, al contrario: las ha puesto en el foco”, añade Carbó. “Los reguladores, sin embargo, van un paso por detrás de la industria de las grandes tecnológicas, tienen menos recursos que las propias empresas que pretenden regular”, insiste.

Tamaño y competencia

Para Francisco Pérez, profesor emérito de Análisis Económico de la Universitat de València y director de investigación del Ivie, es un error identificar concentración con falta de competencia aunque esa sea la idea generalizada. “Hay una tendencia a suponer que la observación de que los mercados se concentran es equivalente a pensar que tienen poder de mercado y que ese monopolio tiene consecuencias negativas para los consumidores o para otros mercados y no es así”, sentencia Pérez. “Hace décadas que sabemos que la concentración por sí misma no es un indicador de que exista poder de mercado”, aclara.

Para Pérez, el caso de las big tech es un buen ejemplo. “Los mercados se concentran porque hay empresas que aprovechan tres ventajas características de los de tecnología: aprovechamiento de los datos, de los efectos de red y de las economías de escala y alcance”, sostiene el profesor emérito. Además, el rápido progreso tecnológico se ha traducido en caídas de precios espectaculares tanto en los equipos como en los servicios. Pérez, sin embargo, pone sobre la mesa un problema: la dificultad de definir estos mercados y la intensidad de su concentración. “Las grandes tecnológicas están implicadas en procesos de fusiones y compras de competidores potenciales, pero no siempre esto es peligroso porque pueden conducir a mejorar la eficiencia”.

Fernando Fernández, profesor de Economía del IE Business School, aboga por una “regulación inteligente que busque el equilibrio entre fomentar la innovación y, a la vez, asegurar que se cumplan las mínimas normas de competencia”. Según destaca el experto, “esta no es la primera vez en la historia que aparecen monopolios temporales, por ello la regulación debe ser dinámica teniendo en cuenta el acceso y la disponibilidad”, apunta Fernández. Según el profesor de Economía, Europa ha llegado tarde y hay una desventaja competitiva entre las empresas europeas y las norteamericanas porque la normativa europea prima “de una manera excesiva” la protección del consumidor y “lesiona la capacidad de crecimiento futuro de la economía”. “El atraso europeo tiene mucho que ver con un exceso de regulación y con la ficción de que con subvenciones públicas podremos crear una empresa que compita con los grandes líderes mundiales tecnológicos”, sostiene. Sin embargo, Gloria Hervás, directora de public policy en Banco Santander, difiere de Fernández y repite el mantra: la misma actividad que genera los mismos riesgos tiene que tener la misma regulación. “Hay que pensar si hace falta una regulación específica para las big tech, hasta qué punto están adecuadamente reguladas y si estas entidades están sujetas a normas de protección del consumidor como sí cumplen los sectores financieros tradicionales”, informa Hervás.

La estrategia europea tiene que ser distinta. Según Fernández, no hay grandes empresas en Europa porque todavía hay grandes barreras a la unidad de mercado. “Además, todavía castigamos a aquellos que se hacen ricos innovando, los expulsamos fuera de Europa por un exceso de presión fiscal y de regulación”, indica el experto.

Tasa Google

Europa (y España) ha dado finalmente todos los pasos necesarios para comenzar a cobrar a las empresas con actividad digital la llamada tasa Google, una idea criticada por todos los expertos. “Hay que rehacer la idea de que Europa va a imponer una tasa a las tecnológicas porque va a ser un castigo”, expone Fernández. Todos coinciden: “Hay que unificar el impuesto sobre el beneficio, y ahí el tipo es irrelevante. Lo importante es la base imponible y la localización”.

 

Cadenas, J. (16 de julio de 2021). Cómo regular las ‘big tech’ para garantizar la competencia, la innovación y la eficiencia. Cinco Días. pp. 5