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closeEl libro Putting Purpose into Practice. The Economics of Mutuality, impulsado por la Säid Business School de la Universidad de Oxford, explora cómo la «Economía de la Reciprocidad» (en adelante, EdR) capacita a las empresas para crecer a partir de la resolución de los grandes retos de la sociedad.
La obra explica cómo el tejido social se está fracturando —ciudades frente a mundo rural, élites cualificadas frente a población sin educación, adinerados propietarios frente a clase trabajadora, etc.—, y cómo la magnitud de dichas fracturas no puede afrontarse mediante los programas tradicionales de responsabilidad social corporativa, sino que se requiere de una profunda transformación del propósito que mueve a las empresas.
Para los expertos de Oxford, los grandes actores de la globalización ya no son los Estados o naciones sino un creciente grupo de corporaciones multinacionales y organizaciones no gubernamentales, con mucho poder e influencia, capaces, incluso, de dar forma a la agenda internacional, pero sin legitimidad política para ello.
Y destacan que las organizaciones de mayor éxito son aquellas que han elegido guiarse por un sentido del propósito que trasciende su propio interés, una noción del propósito que persigue lograr beneficios mutuos entre una amplia variedad de stakeholders, un concepto de propósito que puede transformar el desempeño de la empresa en beneficios tanto para las personas, el planeta como para la propia empresa. Organizaciones, en palabras de los autores, «que han decidido guiarse por el principio de reciprocidad».
No obstante, la dificultad estriba en la brecha que existe entre definir y tener un propósito y su activación o aplicación práctica, un fenómeno que pone en riesgo la fuerza transformadora del propósito al ponerse en entre dicho la falta de aplicación real.
Los investigadores de Oxford creen que vivimos un periodo revolucionario en la concepción del modelo de empresa, que tendrá profundos efectos en nuestras vidas, en el bienestar, la prosperidad y el planeta.
¿Qué hacer ante esta situación?
- Hacer propia la afirmación de que el propósito organizativo debe dar respuesta y soluciones a los principales retos que afectan a la sociedad.
- Definir el propósito siguiendo un método riguroso y contrastado que favorezca un proceso participativo en el que se tengan en cuenta las expectativas, demandas y exigencias de los distintos grupos de interés.
- Integrar métricas no financieras validadas internacionalmente para medir y evaluar el capital social, humano y natural.
- Rediseñar las fronteras de la empresa e impulsar un ecosistema de relaciones con un abanico amplio de grupos de interés, para fortalecer un diálogo dinámico y continuo que permita generar confianza y compromiso.
- Identificar las métricas empresariales que se necesitan para evaluar la implantación del propósito corporativo en tres áreas: inputs (recursos humanos, sociales, naturales, físicos y financieros que se emplean); outputs, para medir lo que la empresa produce; y outcomes: cambios provocados por las actividades de la empresa en el cumplimiento de su propósito.
- Colaborar con otros actores del ecosistema empresarial propio para identificar los «puntos críticos» de mejora que necesitan ser repensados y ajustados.
RETOS Y OPORTUNIDADES
- Adoptar modelos de negocio y formas de trabajar basadas en la EdR es una oportunidad para que las empresas, en este periodo post-pandemia, atiendan y den respuesta a los retos que presenta la sociedad, severamente afectada por las consecuencias de la irrupción de COVID-19.