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closeEl papel de la empresa en la creación de un contrato social del siglo XXI, publicado por BSR, analiza los cambios que se han producido en los últimos años en las relaciones entre perso- nas e instituciones, con especial énfasis en el nexo individuo-empresa.
El informe aborda la necesidad de una reforma en el contrato social y propone cinco princi- pios posibles para modernizarlo y lograr un cambio sostenible.
Llamamiento en favor de un nuevo contrato social
El contrato social —la relación entre individuos e instituciones— necesita una reforma. Sus defectos estructurales ya eran evidentes antes de 2020, y los eventos recientes, incluida la pandemia de la COVID-19, han revelado y acelerado esas deficiencias de forma tan intensa que exige acción.
Durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX, los roles y responsabilidades de las em- presas, el gobierno, la sociedad civil y las personas se mantuvieron relativamente estables y brindaron una protección saludable y productiva. Pero hoy en día, lo ciudadanos creen que los sistemas de protección se están agotando.
La sociedad el sigo XXI se enfrenta a una excesiva desigualdad en los ingresos, unos niveles de vida en retroceso, un contexto de cambio constante en lo relativo al trabajo, formación y desarrollo de habilidades, y un sistema de prestaciones públicas inestables. A su vez, el contexto presenta un mayor grado de competencia global, nuevos modelos de negocio y de empleo, avances tecnológicos, nueva demografía, crisis climática, y formas de vida en trans- formación, entre otros.
Y cada vez se presta más atención a la necesidad de alinear el propósito de los negocios con las necesidades sociales esenciales, como la transición a una economía más sostenible; una economía digital que genere empleo, riqueza e igualdad económica; y el avance de la diver- sidad, la equidad y la inclusión.
La pandemia de la COVID-19 —una crisis sin precedentes en tiempo reciente— ha agudizado muchos de estos factores y, al tiempo, ha creado una oportunidad única para construir un nue- vo contrato social sobre el que basar una economía próspera en la que todos puedan participar.
Las empresas, por su parte, tienen un gran interés en la creación de un contrato social que no solo permita la seguridad económica y la movilidad, sino también la creación de valor a largo plazo, una fuerza laboral ágil para el siglo XXI y un entorno en el que productos, servi- cios y modelos comerciales innovadores puedan florecer.
¿Qué hacer ante esta situación?
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Asegurarse de que las estructuras de gobierno, incluidos el consejo y el equipo directi- vo, son incluyentes y tienen en cuenta los intereses y perspectivas de una base amplia de colectivos.
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Ofrecer desarrollos de carrera que satisfagan las necesidades de empleo actuales y fu- turas para atraer, retener y vincular a los empleados.
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Abogar por una red de protección social que permita a todas las personas satisfacer sus necesidades básicas.
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Promover políticas que permitan la generación de empleos de alta calidad en una eco- nomía baja en carbono y, para aquellas personas o colectivos que puedan ser desplaza- dos por los cambios que la transición energética impondrá, crear nuevas oportunidades y formas de sustento.
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Ofrecer una forma segura de obtener el consentimiento informado a los empleados para la captura y gestión de sus datos.
RETOS Y OPORTUNIDADES
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Consensuar un nuevo contrato social adaptado a las demandas del siglo XXI supon- drá cambios y exigencias que las empresas tendrán que satisfacer, pero además puede abrirles nuevas oportunidades desde el punto de vista de negocio, la retención del ta- lento y la reputación.