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26 septiembre, 2025

Las cinco fuentes de legitimidad social

¿Por qué algunas empresas, incluso con buenos resultados financieros, terminan enfrentando boicots, críticas sociales o desconfianza de inversores? Y, al mismo tiempo, ¿cómo logran otras convertirse en referentes admirados y respetados, capaces de atraer capital, clientes y talento de forma natural?

La respuesta no está solo en la cuenta de resultados. Está en algo más profundo: la legitimidad social que poseen. Es decir, la percepción de que la empresa actúa con integridad, aporta valor real y responde de manera coherente a las expectativas de sus grupos de interés.

La legitimidad es la base de la licencia social para operar. Y, como explica el ebook de Corporate Excellence, se sostiene en cinco grandes fuentes que actúan de manera complementaria.

Las cinco fuentes de legitimidad social

Desde la teoría institucional se han identificado cinco ejes que explican por qué los grupos de interés deciden apoyar o rechazar a una organización.

  1. Legitimidad pragmática (utilidad). Se concede cuando la empresa genera beneficios tangibles y cumple con lo prometido. Es el “contrato práctico”: si la compañía resuelve problemas reales, aporta valor económico y cumple su palabra, obtiene apoyo.
  2. Legitimidad estructural (capacidad). Se basa en la percepción de que la organización cuenta con capacidades distintivas y recursos sólidos: innovación, solvencia, liderazgo sectorial. Es la confianza en la capacidad técnica y operativa de la empresa.
  3. Legitimidad consecuencial (impacto social y ambiental). Va más allá de la rentabilidad: refleja el compromiso de la empresa con causas sociales y medioambientales. Hoy, los stakeholders esperan que las compañías contribuyan activamente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y a la transición hacia una economía responsable.
  4. Legitimidad moral (buen gobierno). Surge de la ética, la transparencia y el buen gobierno corporativo. Se concede a organizaciones que actúan de forma coherente, justa y responsable, incluso más allá de lo que la ley exige.
  5. Legitimidad carismática (liderazgo). Nace de un liderazgo visionario, responsable y comprometido con el bien común. Líderes capaces de inspirar y movilizar generan un efecto multiplicador sobre la legitimidad de sus organizaciones.

Un ecosistema de apoyo múltiple

Estas cinco fuentes no actúan de manera aislada. Son complementarias y, juntas, refuerzan la confianza, la reputación y la marca.

Una empresa puede destacar en una de ellas, pero si descuida las demás, su legitimidad se debilita. Por ejemplo, una compañía altamente innovadora (legitimidad estructural) puede perder apoyo si ignora el impacto ambiental (legitimidad consecuencial). O una empresa con gran utilidad práctica puede ver cuestionada su licencia social si sus líderes muestran incoherencias éticas.

El reto estratégico está en gestionar todas las fuentes de forma equilibrada e integrada, proyectando una imagen de solidez técnica, coherencia ética, utilidad práctica, impacto social positivo y liderazgo inspirador.

Liderar en tiempos de hipertransparencia

En un mundo hiperconectado, las fuentes de legitimidad se ponen constantemente a prueba. La hipertransparencia expone errores éticos o incoherencias. La polarización política exige a las empresas navegar posiciones complejas sin perder credibilidad. Y la presión regulatoria amplifica la importancia de contar con buen gobierno.

Al mismo tiempo, la sociedad valora cada vez más el impacto social y ambiental de las compañías. La legitimidad ya no se concede solo por cumplir la ley o entregar beneficios: exige demostrar contribución positiva, propósito claro y coherencia en el liderazgo.

La legitimidad como activo estratégico

Gestionar estas cinco fuentes de legitimidad es mucho más que un ejercicio puntual, sino que se consolida como un imperativo estratégico para poder liderar por reputación:

  • Mejora la resiliencia: empresas legitimadas soportan mejor las crisis.
  • Atrae capital: los inversores priorizan compañías con métricas ESG confiables.
  • Facilita la atracción de talento: las nuevas generaciones buscan organizaciones con propósito y valores claros.
  • Fortalece la competitividad: la legitimidad es diferenciación en mercados cada vez más saturados.

La legitimidad como contrato renovable

La legitimidad no se concede una vez para siempre. Es un contrato renovable, que depende de la coherencia y la capacidad de respuesta de las organizaciones frente a nuevas expectativas sociales.

En el siglo XXI, la licencia social para operar se juega en la capacidad de las empresas para sostener estas cinco fuentes de legitimidad de manera integrada. Quienes lo logren serán referentes globales. Quienes lo descuiden, arriesgan su supervivencia.

Profundiza en estas cinco fuentes y descubre cómo gestionarlas estratégicamente en el eBook de Corporate Excellence: Licencia social para operar: el imperativo empresarial del siglo XXI.