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08 Enero, 2024

Reputación & Riesgos Reputacionales

Lojas Americanas: el ocaso de un coloso

Con el eslogan “Todo, en cualquier momento y en cualquier lugar”, la cadena de supermercados de descuento Lojas Americanas nacía hace casi un siglo en Brasil. La empresa, creada en Río de Janeiro en 1929, fue iniciativa del emprendedor austriaco-brasileño Max Landesmann y de otros tres empresarios norteamericanos que buscaban replicar en Brasil el éxito que habían tenido en Estados Unidos las tiendas de Five and Ten Cents (algo similar a los Todo a 100 españoles).

Con el paso del tiempo, el negocio se fue expandiendo hasta convertirse en 2015 en el cuarto minorista del país. En 2022  bajaba al quinto lugar, con tiendas repartidas por los 26 estados de Brasil, 45.000 empleados y 32.200 millones de reales en ingresos anuales. 

Así, Lojas Americanas lograba consolidarse como un gigante brasileño del comercio minorista que, además, experimentaba un importante crecimiento durante la pandemia de la Covid-19 gracias a la venta online. Sin embargo, en los últimos años había perdido parte de su atractivo inicial frente a competidores, como Magazine Luiza, más modernos y dinámicos.

Actualmente, y pese a la historia de éxito que avala la trayectoria de la marca, Lojas Americanas se encuentra en uno de los momentos más críticos de su existencia tras unos “desajuste contables” evidenciados por el propio CEO, el cual, al conocer esta situación, tomó la decisión de dimitir de su puesto.

¿Qué vas a descubrir en este caso?

  • La postura del CEO. Lojas Americanas fichó a un personaje estrella para impulsar la renovación de la compañía. Se trataba de Sérgio Rial, que había sido CEO del grupo Santander en Brasil y responsable regional del banco para Sudamérica. Apenas pocos días después de producirse el nuevo nombramiento, el 11 de enero, Sérgio Rial anunciaba su dimisión. Las razones eran de escándalo para Lojas Americanas: Rial acababa de descubrir unos agujeros contables de 20.000 millones de reales (3.850 millones de dólares) a los que, inicialmente, denominó “incoherencias contables”.
  • El silencio genera sospecha. Cuando los responsables no dan la cara ni ofrecen explicaciones, aumentan la queja y los rumores, quizá inevitables en un caso como este. No comunicar también comunica. La falta de comunicación o la comunicación tardía suelen tener consecuencias negativas para la organización, al tiempo que alimentan la idea de que algo relevante se está ocultando.
  • Hechos, no palabras. Parece que esa fue la actitud de los directivos y accionistas de Lojas Americanas: evitar entrar en el juego de la provocación, darse tiempo, ir tomando decisiones puntuales y comenzar a contar sus planes después de presentar la propuesta de recuperación judicial.