En una época de visibilidad radical, la tecnología y los medios de comunicación han dado a los individuos el poder de defender sus opiniones y creencias a gran escala. Este poder, que se refleja en todo, desde el movimiento #MeToo hasta la creciente intolerancia a las "noticias falsas", se está infiltrando en todos los aspectos de la vida de las personas, incluidas sus decisiones de compra.

Las empresas están en el punto de mira como nunca lo habían estado ya que luchan por conseguir una ventaja competitiva en el contexto de esta realidad. Sus clientes no sólo toman decisiones basadas en la selección de productos o el precio. Ahora valoran lo que dice una marca. Lo que hace. Lo que representa.

El estudio global de Accenture Strategy acerca de casi 30.000 consumidores descubrió que el 62% de los clientes quiere que las empresas adopten una postura en temas actuales y ampliamente relevantes como la sostenibilidad, la transparencia o las prácticas de empleo justas. Cuanto más se acerque el propósito de una empresa a sus propias creencias, mejor.