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closeLa ética empresarial, un pilar fundamental
28 de febrero de 2020
Febrero ha sido el mes de la ética. Este es un tema que me gusta especialmente y que está presente en todos los aspectos de nuestra vida. Vivir éticamente es un deber del ser humano, y tiene que ver también con el legado que dejamos a nuestras espaldas. Un comportamiento ejemplar construirá un lugar mejor para desarrollarnos, tanto personalmente como profesionalmente, así como inspirará a las personas que nos rodean. La ética va más allá de seguir la norma o la ley, tiene que ver con nuestra actitud y nuestras decisiones frente al mundo. Por ello, es tan necesaria en el entorno empresarial, donde los cambios pueden influir en la vida de parte de la ciudadanía. Para dar repercusión a este tema vital, hace unos días organizamos un encuentro junto con Global Alliance y Dircom, "La gestión de la ética en las empresas en el nuevo contexto social", en el que invitamos a Adela Cortina, Catedrática de ética de la Universidad de Valencia y directora de la Fundación Étnor. Y hoy quiero recuperar algunas de las principales ideas de su charla.
Vivir éticamente es un deber del ser humano, y tiene que ver también con el legado que dejamos a nuestras espaldas
Como seres humanos, generamos hábitos. En esta vida, nuestra principal tarea es crear hábitos buenos y no hábitos malos. Los hábitos buenos son las virtudes; los malos, los vicios. Virtudes en griego era areté, que significa excelencia. La excelencia es lo que sobresale de la media, lo que es “mejor” que el resto. Pues bien, las empresas deben perseguir esa excelencia. Deben querer hacer su trabajo mejor que el resto, deben aspirar a aportar el mayor valor posible a la sociedad y a las personas que vienen en las comunidades en las que operan. Solo las organizaciones que actúen de esa manera, sobrevivirán en el largo plazo y se adaptarán al entorno VUCA (volátil, incierto, cambiante y ambiguo) en el que nos encontramos. Hablo de empresas que se alejan del modelo profit first, aquel que retiene su beneficio sin contemplar todo el aporte social que pueden llegar a ofrecer.
Hoy en día, sabemos que el ciudadano está pidiendo a las organizaciones que utilicen su liderazgo para transformar el mundo. El Trust Barometer de Edelman señala que las empresas pueden ser las catalizadoras del cambio, pero tienen que entender muy bien el imperativo de servir a los intereses de sus grupos de interés. Como apunté en mi anterior pulse, un 73% de los encuestados está de acuerdo en que una empresa puede poner en macha acciones que incrementen sus beneficios a mismo tiempo que mejora las condiciones de las comunidades en las que opera. La rentabilidad no está, por tanto, reñida con el impacto social positivo. Por ello, el informe mostraba la necesaria relación entre dos variables fundamentales para atraer la confianza: la competencia y el comportamiento ético. Si bien es necesaria la competencia, los encuestados señalaron que los atributos éticos representan un 76 % del capital de confianza.
Este cambio, dentro de poco, no será voluntario, sino una necesidad de las organizaciones
Este cambio, dentro de poco, no será voluntario, sino una necesidad de las organizaciones. En el tercer estudio Marcas con Valores, elaborado por 21 Gramos y en el que Corporate Excellence colabora como partner de investigación, se afirma que existe una transición de un consumo reflexivo a un consumo realmente consciente, aunque todavía se trata de algo más aspiracional. Además, el atributo ético y sostenible también cobra interés. Según el informe, 4 de cada 10 ciudadanos se siente más decepcionado cuando algo que compra bajo la etiqueta de «ético» o «sostenible» resulta no serlo que cuando compra algo que promete más calidad de la que tiene. Actualmente, solo el 18 % prioriza la calidad-precio, frente al 30 % que lo hacía en 2015.
En el mundo global en el que estamos inmersos, la cooperación entre todos es vital
Está en nuestra mano ser excelentes. Realmente podemos cambiar las cosas a través de la actitud y esas virtudes que señalaba Cortina. Necesitamos activar ese enfoque transformador que ponga primero a las personas y apueste por un impacto positivo en la sociedad. En el mundo global en el que estamos inmersos, la cooperación entre todos es vital. Es, precisamente, el tema que da nombre al ODS 17, que señala que tenemos que crear alianzas para la consecución de los objetivos. Debemos trabajar juntos para lograr un mundo más ético, un mundo mejor. En definitiva, un legado excelente y ejemplar para las generaciones futuras.