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22 marzo, 2021

Capitalismo indomable

Numerosos estudios vinculan las raíces de la actual pandemia con el modelo económico dominante depredador del medioambiente y la biodiversidad, que deteriora las condiciones de vida y la salud.

La necesidad de reconducir la deriva insostenible del capitalismo ya había sido advertida desde dentro del mismo sistema. En 2019 la asociación empresarial estadounidense Business Roundtable sorprendió con una solemne declaración en la que abogaba por sustituir la maximización de los beneficios para los accionistas como fin prioritario de las empresas por unos objetivos más amplios, que incluían proteger el medioambiente, compensar debidamente a los trabajadores y tratar justamente a proveedores y consumidores. Hasta ahora, el resultado de tan piadosas intenciones del documento firmado por más de 180 directivos de las principales corporaciones mundiales, ha quedado en buenos propósitos.

Los acontecimientos ocurridos recientemente en Francia, con el despido de Emmanuel Faber, presidente y consejero delegado de Danone, más bien ponen de relieve las dificultades del capitalismo para autorregularse y cumplir unos fines más responsables. Danone, nacida en Barcelona en 1919, es una de las empresas de alimentación más grandes del mundo, que desde los años setenta había incorporado el compromiso social a sus objetivos. El pasado junio reforzó su responsabilidad social al convertirse en una “empresa con misión o propósito”, afirmando que no solo buscaba beneficios para sus accionistas, sino también la salud para sus clientes y el planeta.

Faber, impulsor y referente del nuevo modelo empresarial, se redujo el sueldo en un 30%, en coherencia con su discurso. La nueva filosofía tropezó, sin embargo, con los intereses de dos activos fondos de inversión que, con un 3% del capital, han presionado hasta lograr su destitución. El descontento provenía de la menor revalorización de las acciones de Danone, que desde 2014 habían ganado un 14%, muy por debajo de Nestlé (43%) y Unilever (55%).

La responsabilidad social y medioambiental de las empresas tiene su talón de Aquiles en la voluntariedad de las medidas. En febrero el Parlamento Europeo aprobó una resolución en la que advertía de los límites de las normas voluntarias porque “no han logrado avances significativos en la prevención del menoscabo de los derechos humanos y del medio ambiente, ni en la habilitación del acceso a la justicia”. Los eurodiputados consideran que “la Unión debe adoptar con urgencia requisitos vinculantes” para que las empresas “corrijan los impactos adversos potenciales o efectivos sobre los derechos humanos, el medio ambiente y la buena gobernanza”.

Los fondos europeos pueden ser una palanca decisiva para exigir un comportamiento decente a las empresas antes de soltar un euro. El capitalismo es indomable si no hay voluntad política de regularlo.

 

Missé, A. (22 de marzo de 2021). Capitalismo indomable. El País. pp. 42