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24 febrero, 2025

De Friedman a Freeman: la gestión de grupos de interés puede impulsar tu empresa

Durante décadas, las empresas han debatido sobre su propósito principal: ¿maximizar las ganancias para los accionistas o crear valor para todos sus grupos de interés? Esta pregunta ha evolucionado junto con la economía y la sociedad, modificando profundamente la manera en que las organizaciones gestionan sus relaciones y definen su éxito. Para entender este cambio, es esencial analizar la evolución del pensamiento empresarial, desde la teoría de Milton Friedman hasta la visión de Edward Freeman.

La visión tradicional de Milton Friedman

En 1970, Milton Friedman, economista y Premio Nobel, publicó un artículo en The New York Times titulado “The Social Responsibility of Business is to Increase its Profits” (La responsabilidad social de las empresas es aumentar sus beneficios). Según Friedman, la única responsabilidad de una empresa es maximizar el valor para sus accionistas, siempre cumpliendo con las leyes y normas éticas básicas. Desde su perspectiva, cualquier gasto en actividades sociales o ambientales representaba un mal uso de los recursos de los accionistas. La lógica era simple: si la empresa generaba más beneficios, los accionistas podrían decidir individualmente cómo gastar o donar ese dinero.

Esta visión dominó el pensamiento empresarial durante décadas, especialmente en Estados Unidos, moldeando prácticas corporativas orientadas casi exclusivamente a la maximización de beneficios. Sin embargo, a medida que la globalización avanzaba y los problemas sociales y ambientales se hacían más evidentes, esta perspectiva comenzó a ser cuestionada.

La evolución hacia la teoría de los grupos de interés de Edward Freeman

En 1984, Edward Freeman revolucionó la gestión empresarial con su libro “Strategic Management: A Stakeholder Approach”. Freeman argumentó que las empresas no existen en un vacío social y que, para tener éxito a largo plazo, deben considerar los intereses de todos sus stakeholders o grupos de interés, no solo de los accionistas.

¿Quiénes son estos grupos de interés? Según Freeman, incluyen:

  • Empleados: Su bienestar y satisfacción afectan directamente la productividad.

  • Clientes: La lealtad y satisfacción del cliente son clave para el éxito sostenido.

  • Proveedores: Relaciones sólidas garantizan calidad y estabilidad en la cadena de suministro.

  • Comunidades locales: El impacto social y ambiental de la empresa afecta su licencia social para operar.

  • Gobierno y reguladores: Cumplir con normativas y colaborar en políticas públicas es esencial para la estabilidad operativa.

Freeman propuso que las empresas deben gestionar activamente sus relaciones con estos grupos, ya que todos ellos contribuyen al valor a largo plazo. Por ejemplo, un trato justo a los empleados no solo mejora su desempeño, sino que también refuerza la reputación de la empresa como empleador. Asimismo, adoptar prácticas sostenibles puede atraer a consumidores conscientes y fortalecer la marca.

¿Por qué es crucial gestionar las relaciones con los grupos de interés?

La gestión estratégica de los grupos de interés no es solo una cuestión ética o de responsabilidad social; es un imperativo empresarial. A continuación, se detallan algunas razones clave:

  • Reputación y legitimidad: Las empresas que consideran las necesidades de sus grupos de interés construyen una reputación sólida y obtienen legitimidad social. Esto se traduce en confianza, lealtad y una imagen positiva en el mercado.

  • Reducción de riesgos: Al mantener un diálogo abierto y transparente con los grupos de interés, las empresas pueden anticipar y gestionar posibles conflictos o crisis, evitando daños a su imagen o interrupciones operativas.

  • Innovación y adaptación: Al interactuar con diferentes grupos de interés, las empresas pueden identificar tendencias emergentes, nuevas necesidades de los clientes o cambios regulatorios, lo que les permite innovar y adaptarse más rápidamente.

  • Sostenibilidad a largo plazo: Las empresas que integran los intereses de sus stakeholders en sus decisiones estratégicas logran una sostenibilidad a largo plazo, asegurando no solo beneficios económicos, sino también un impacto social y ambiental positivo.

Ejemplos de la evolución en la práctica empresarial

Empresas como Patagonia o Unilever han adoptado un enfoque de gestión de grupos de interés que refleja la visión de Freeman. Patagonia, por ejemplo, no solo busca beneficios, sino que también prioriza la sostenibilidad ambiental, colaborando activamente con sus proveedores y clientes para reducir su huella de carbono. Puedes profundizar en el caso de Patagonia en este Practice in Action. 

Por su parte, Unilever ha integrado un enfoque de sostenibilidad en toda su cadena de valor, desde el abastecimiento de materias primas hasta la relación con sus consumidores. Esto no solo ha mejorado su reputación, sino que también ha generado beneficios económicos a través de la eficiencia operativa y la lealtad del cliente.

¿Qué implica gestionar eficazmente a los grupos de interés?

Para gestionar eficazmente a los grupos de interés, las empresas deben:

  • Identificar a sus grupos de interés clave: Mapeando su nivel de influencia y expectativas.

  • Establecer un diálogo continuo: La comunicación abierta y bidireccional es esencial para comprender necesidades y preocupaciones.

  • Integrar sus intereses en la estrategia empresarial: Alineando los objetivos corporativos con las expectativas de los grupos de interés.

  • Medir y comunicar el impacto: Informando de manera transparente cómo la empresa genera valor para todos sus grupos de interés.

De Friedman a Freeman: Un cambio necesario

La evolución del pensamiento empresarial de Friedman a Freeman refleja un cambio fundamental en la forma de ver el propósito de las empresas. Si bien la maximización de beneficios sigue siendo crucial, ya no se considera suficiente ni sostenible a largo plazo. La creciente preocupación social por el cambio climático, la desigualdad económica y el bienestar de las comunidades locales exige a las empresas un enfoque más amplio y responsable.

La gestión de los grupos de interés ha pasado de ser una opción ética a una necesidad estratégica para el éxito empresarial a largo plazo. La transición de la visión centrada en los accionistas de Friedman a la teoría de los grupos de interés de Freeman demuestra cómo las empresas han evolucionado para adaptarse a un entorno complejo y en constante cambio.

Hoy en día, las organizaciones que comprenden y gestionan eficazmente sus relaciones con los grupos de interés no solo aseguran su sostenibilidad financiera, sino que también fortalecen su reputación y relevancia social. En un mundo interconectado y consciente, el éxito empresarial ya no se mide solo en términos económicos, sino también en el impacto positivo que genera para todos sus grupos de interés.

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