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07 mayo, 2025

Diplomacia corporativa versus posicionamiento de marca

Durante años, muchas organizaciones apostaron por un posicionamiento de marca activista como vía para conectar con el público, alinearse con causas sociales y proyectar sus valores de forma visible. Sin embargo, la fragmentación del debate público está derivando en que las empresas prefieran optar por adoptar una postura distinta: están pasando del activismo corporativo a la diplomacia estratégica. 

Este giro no implica renunciar al compromiso, sino reconfigurarlo. La diplomacia corporativa se presenta como una alternativa estratégica que permite abordar y responder a temas sensibles, especialmente en el ámbito ambiental, social y de gobernanza. Frente al riesgo de la polarización, esta postura fortalece la confianza y refuerza la estabilidad reputacional. 

La confianza, prioridad clave para la función de asuntos corporativos 

Entre las prioridades actuales de la función de asuntos corporativos, la generación de confianza ocupa un lugar central. En un entorno donde la información circula a gran velocidad y la opinión pública es cada vez más exigente y volátil, la confianza se consolida como un activo intangible crítico, capaz de proteger y potenciar la reputación de las organizaciones. 

Pero generar confianza no es una tarea inmediata ni superficial. Requiere coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, y un compromiso sostenido con la transparencia y la ética. Hoy, los stakeholders ya no valoran únicamente los productos o servicios que una organización ofrece; también examinan su comportamiento, su capacidad de respuesta ante temas sensibles y su alineación con valores compartidos. 

En este escenario, el rol de asuntos corporativos asume un papel clave como conector entre la organización y su entorno. La gestión estratégica de los grupos de interés se consolida como una de sus principales áreas de trabajo, y aumenta su importancia año tras año, reforzando la necesidad de establecer vínculos estables, basados en la confianza mutua y el entendimiento profundo de las expectativas de cada audiencia. 

Esta labor se entrelaza estrechamente con la gestión de riesgos reputacionales, otra de las principales funciones de los asuntos corporativos, que ya no puede entenderse como una función reactiva, sino como una disciplina anticipatoria. Integrar estas dos áreas de trabajo permite identificar vulnerabilidades, pero también descubrir oportunidades y potenciales áreas de mejora. 

Del activismo corporativo a la diplomacia 

La diplomacia corporativa permite transitar esta complejidad con una mirada a largo plazo. A través de una comunicación más estratégica y menos reactiva, las organizaciones pueden conectar con sus grupos de interés y reducir el riesgo ante las posibles tensiones de la opinión pública. 

Para que esto sea posible, los profesionales de asuntos corporativos deben tener la habilidad de gestionar y establecer relaciones sólidas con gobiernos, reguladores y otros actores clave, lo que exige no solo una red de contactos amplia, sino también sensibilidad política y capacidad para influir en temas de política pública sin generar rechazo o conflicto con otros grupos de interés. 

La transición del activismo corporativo hacia una diplomacia más estratégica y orientada a la creación de valor sostenible no solo redefine el papel de las organizaciones, sino también el perfil de los profesionales que las lideran. Gestionar relaciones con múltiples stakeholders, anticipar riesgos reputacionales y tomar decisiones alineadas con los valores corporativos exige una mirada sistémica y transversal.  

¿Conoces The Global CCO? 

Hace más de una década, en Corporate Excellence ya identificamos la necesidad de formar a profesionales que puedan asumir las nuevas responsabilidades que se van convirtiendo en imprescindibles para los perfiles dedicados a los asuntos corporativos. Integrar y gestionar todas sus nuevas funciones de forma transversal es un desafío complejo, pero esencial en el contexto actual.  

Para dar respuesta a esta necesidad, y en colaboración con Esade, creamos el programa ejecutivo The Global CCO (The Global Chief Corporate Officer), un espacio de formación diseñado para dotar de herramientas y conocimientos que permitan afrontar los grandes retos corporativos actuales. 

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