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Publicado por Unai Admin

05/08/2025

¿En qué consiste la taxonomía verde que reclama Ana Botín?

Se calcula que hay alrededor de 600 indicadores (KPI) sobre criterios de sostenibilidad, los llamados ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza). Pero cuando se trata de inversiones, estrategias, valoraciones o exigencias regulatorias que afectan a cientos de miles de millones de euros –solo para cumplir la Agenda 2030 la Comisión Europea lo cifra en 300.000 millones anuales–, las empresas y los inversores empiezan a pedir cada vez con más insistencia claridad y criterios claros. Será “difícil” que la banca financie proyectos relacionados con el cambio climático si no existen unas normas claras que especifiquen qué se puede considerar inversiones “verdes”, advierte Ana Botín, presidenta de Santander, que reclama la concreción de una “taxonomía” que determine la financiación sostenible para lograr una transición real a la economía verde. En su opinión: “Necesitamos un lenguaje y un marco común y global para poder tener clara la hoja de ruta que nos permita reportar de forma homogénea y más transparente, para abordar los retos y aprovechar las oportunidades que existen para transformarnos”. Financiación verde ¿Y qué supone esa taxonomía? Tras aporbarse el Plan de Acción para Financiar el Desarrollo Sostenible –que persigue reorientar los flujos de capital hacia una economía más sostenible; integrar la sostenibilidad en la gestión de los riesgos, y fomentar la transparencia y el largo plazo–, la UE se ha propuesto el establecimiento de unos criterios comunes (taxonomía) sobre activos sostenibles como un paso clave para extender la financiación verde. Existe un grupo técnico de expertos sobre finanzas sostenibles (Technical Expert Group on Sustainable Finance), que se creó para proporcionar asistencia en las iniciativas de la Comisión Europea. En una primera fase la taxonomía tratará de la ‘E’ de los criterios ESG (los medioambientales). En paralelo, este mes ha ¿En qué consiste la taxonomía verde que reclama Ana Botín? EXIGENCIA LEGAL/ Cada día son más las normas que exigen a las empresas aplicar criterios de sostenibilidad, pero la falta de claridad y homogeneidad sobre dichas exigencias daña la competencia y dificulta cumplirlas. Ana Botín, presidenta de Banco Santander, ha pedido en repetidas ocasiones que se estipule una taxonomía de qué es y qué no es verde o sostenible. entrado en vigor el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) con el fin de hacer más clara la información financiera sostenible. En concreto, su artículo 8 se refiere a los fondos que promueven las características ESG en su proceso de inversión. El artículo 9 incluye los fondos que tienen un objetivo o impacto sostenible. Existe un enorme interés por unificar criterios que permitan medir qué es realmente verde y sostenible, separándolo del llamado greenwashing, término acuñado para aquellas propuestas que simulan ser respetuosas con el medio ambiente y en realidad no lo son o de las que dañan otros objetivos de sostenibilidad. Poner a todos de acuerdo en busca de una taxonomía no es fácil. Thomas Buberl, director ejecutivo de Axa, advierte que “un francés siempre diría que lo nuclear es verde, pero un alemán que haya votado a favor de salir de la energía nuclear probablemente no lo acepte”. Otro ejemplo, lo primero que se va sabiendo en relación con las hipotecas verdes no parece ser del agrado de la banca. Voces autorizadas Por difícil que resulte, son muchas las voces autorizadas que reclaman un estándar global, entre ellas las del director gerente del Banco Mundial, Axel Van Trotsenburg, o el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis. Alberto Castilla, socio responsable de Sostenibilidad en EY, explica que “hace 6.000 años se usaban tablillas de barro para el comercio de ganado y en 1934 nacieron las normas de contabilidad; hoy es necesario alcanzar una taxonomía aceptada por todos sobre sostenibilidad”. La vicepresidenta Nadia Calviño asegura que España necesitará 236.000 millones de euros en diez años de financiación pública y privada para afrontar los desafíos del cambio climático. Para llevarlos a buen fin, ella también apunta a la taxonomía como pilar fundamental. Biurrum, P. (24 de marzo de 2021). ¿En qué consiste la taxonomía verde que reclama Ana Botín? Expansión. pp. 21


Publicado por Unai Admin

05/08/2025

¿En qué consiste la taxonomía verde que reclama Ana Botín?

Se calcula que hay alrededor de 600 indicadores (KPI) sobre criterios de sostenibilidad, los llamados ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza). Pero cuando se trata de inversiones, estrategias, valoraciones o exigencias regulatorias que afectan a cientos de miles de millones de euros –solo para cumplir la Agenda 2030 la Comisión Europea lo cifra en 300.000 millones anuales–, las empresas y los inversores empiezan a pedir cada vez con más insistencia claridad y criterios claros. Será “difícil” que la banca financie proyectos relacionados con el cambio climático si no existen unas normas claras que especifiquen qué se puede considerar inversiones “verdes”, advierte Ana Botín, presidenta de Santander, que reclama la concreción de una “taxonomía” que determine la financiación sostenible para lograr una transición real a la economía verde. En su opinión: “Necesitamos un lenguaje y un marco común y global para poder tener clara la hoja de ruta que nos permita reportar de forma homogénea y más transparente, para abordar los retos y aprovechar las oportunidades que existen para transformarnos”. Financiación verde ¿Y qué supone esa taxonomía? Tras aporbarse el Plan de Acción para Financiar el Desarrollo Sostenible –que persigue reorientar los flujos de capital hacia una economía más sostenible; integrar la sostenibilidad en la gestión de los riesgos, y fomentar la transparencia y el largo plazo–, la UE se ha propuesto el establecimiento de unos criterios comunes (taxonomía) sobre activos sostenibles como un paso clave para extender la financiación verde. Existe un grupo técnico de expertos sobre finanzas sostenibles (Technical Expert Group on Sustainable Finance), que se creó para proporcionar asistencia en las iniciativas de la Comisión Europea. En una primera fase la taxonomía tratará de la ‘E’ de los criterios ESG (los medioambientales). En paralelo, este mes ha entrado en vigor el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) con el fin de hacer más clara la información financiera sostenible. En concreto, su artículo 8 se refiere a los fondos que promueven las características ESG en su proceso de inversión. El artículo 9 incluye los fondos que tienen un objetivo o impacto sostenible. Existe un enorme interés por unificar criterios que permitan medir qué es realmente verde y sostenible, separándolo del llamado greenwashing, término acuñado para aquellas propuestas que simulan ser respetuosas con el medio ambiente y en realidad no lo son o de las que dañan otros objetivos de sostenibilidad. Poner a todos de acuerdo en busca de una taxonomía no es fácil. Thomas Buberl, director ejecutivo de Axa, advierte que “un francés siempre diría que lo nuclear es verde, pero un alemán que haya votado a favor de salir de la energía nuclear probablemente no lo acepte”. Otro ejemplo, lo primero que se va sabiendo en relación con las hipotecas verdes no parece ser del agrado de la banca. Voces autorizadas Por difícil que resulte, son muchas las voces autorizadas que reclaman un estándar global, entre ellas las del director gerente del Banco Mundial, Axel Van Trotsenburg, o el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis. Alberto Castilla, socio responsable de Sostenibilidad en EY, explica que “hace 6.000 años se usaban tablillas de barro para el comercio de ganado y en 1934 nacieron las normas de contabilidad; hoy es necesario alcanzar una taxonomía aceptada por todos sobre sostenibilidad”. La vicepresidenta Nadia Calviño asegura que España necesitará 236.000 millones de euros en diez años de financiación pública y privada para afrontar los desafíos del cambio climático. Para llevarlos a buen fin, ella también apunta a la taxonomía como pilar fundamental. Biurrun, P. (24 de marzo de 2021). ¿En qué consiste la taxonomía verde que reclama Ana Botín? Expansión. pp. 21


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05/08/2025

¿En qué consiste la taxonomía verde que reclama Ana Botín?

Se calcula que hay alrededor de 600 indicadores (KPI) sobre criterios de sostenibilidad, los llamados ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza). Pero cuando se trata de inversiones, estrategias, valoraciones o exigencias regulatorias que afectan a cientos de miles de millones de euros –solo para cumplir la Agenda 2030 la Comisión Europea lo cifra en 300.000 millones anuales–, las empresas y los inversores empiezan a pedir cada vez con más insistencia claridad y criterios claros. Será “difícil” que la banca financie proyectos relacionados con el cambio climático si no existen unas normas claras que especifiquen qué se puede considerar inversiones “verdes”, advierte Ana Botín, presidenta de Santander, que reclama la concreción de una “taxonomía” que determine la financiación sostenible para lograr una transición real a la economía verde. En su opinión: “Necesitamos un lenguaje y un marco común y global para poder tener clara la hoja de ruta que nos permita reportar de forma homogénea y más transparente, para abordar los retos y aprovechar las oportunidades que existen para transformarnos”. Financiación verde ¿Y qué supone esa taxonomía? Tras aporbarse el Plan de Acción para Financiar el Desarrollo Sostenible –que persigue reorientar los flujos de capital hacia una economía más sostenible; integrar la sostenibilidad en la gestión de los riesgos, y fomentar la transparencia y el largo plazo–, la UE se ha propuesto el establecimiento de unos criterios comunes (taxonomía) sobre activos sostenibles como un paso clave para extender la financiación verde. Existe un grupo técnico de expertos sobre finanzas sostenibles (Technical Expert Group on Sustainable Finance), que se creó para proporcionar asistencia en las iniciativas de la Comisión Europea. En una primera fase la taxonomía tratará de la ‘E’ de los criterios ESG (los medioambientales). En paralelo, este mes ha entrado en vigor el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) con el fin de hacer más clara la información financiera sostenible. En concreto, su artículo 8 se refiere a los fondos que promueven las características ESG en su proceso de inversión. El artículo 9 incluye los fondos que tienen un objetivo o impacto sostenible. Existe un enorme interés por unificar criterios que permitan medir qué es realmente verde y sostenible, separándolo del llamado greenwashing, término acuñado para aquellas propuestas que simulan ser respetuosas con el medio ambiente y en realidad no lo son o de las que dañan otros objetivos de sostenibilidad. Poner a todos de acuerdo en busca de una taxonomía no es fácil. Thomas Buberl, director ejecutivo de Axa, advierte que “un francés siempre diría que lo nuclear es verde, pero un alemán que haya votado a favor de salir de la energía nuclear probablemente no lo acepte”. Otro ejemplo, lo primero que se va sabiendo en relación con las hipotecas verdes no parece ser del agrado de la banca. Voces autorizadas Por difícil que resulte, son muchas las voces autorizadas que reclaman un estándar global, entre ellas las del director gerente del Banco Mundial, Axel Van Trotsenburg, o el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis. Alberto Castilla, socio responsable de Sostenibilidad en EY, explica que “hace 6.000 años se usaban tablillas de barro para el comercio de ganado y en 1934 nacieron las normas de contabilidad; hoy es necesario alcanzar una taxonomía aceptada por todos sobre sostenibilidad”. La vicepresidenta Nadia Calviño asegura que España necesitará 236.000 millones de euros en diez años de financiación pública y privada para afrontar los desafíos del cambio climático. Para llevarlos a buen fin, ella también apunta a la taxonomía como pilar fundamental. Biurrun, P. (24 de marzo de 2021). ¿En qué consiste la taxonomía verde que reclama Ana Botín? Expansión. pp. 21


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05/08/2025

¿En qué consiste la taxonomía verde que reclama Ana Botín?

Se calcula que hay alrededor de 600 indicadores (KPI) sobre criterios de sostenibilidad, los llamados ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza). Pero cuando se trata de inversiones, estrategias, valoraciones o exigencias regulatorias que afectan a cientos de miles de millones de euros –solo para cumplir la Agenda 2030 la Comisión Europea lo cifra en 300.000 millones anuales–, las empresas y los inversores empiezan a pedir cada vez con más insistencia claridad y criterios claros. Será “difícil” que la banca financie proyectos relacionados con el cambio climático si no existen unas normas claras que especifiquen qué se puede considerar inversiones “verdes”, advierte Ana Botín, presidenta de Santander, que reclama la concreción de una “taxonomía” que determine la financiación sostenible para lograr una transición real a la economía verde. En su opinión: “Necesitamos un lenguaje y un marco común y global para poder tener clara la hoja de ruta que nos permita reportar de forma homogénea y más transparente, para abordar los retos y aprovechar las oportunidades que existen para transformarnos”. Financiación verde ¿Y qué supone esa taxonomía? Tras aporbarse el Plan de Acción para Financiar el Desarrollo Sostenible –que persigue reorientar los flujos de capital hacia una economía más sostenible; integrar la sostenibilidad en la gestión de los riesgos, y fomentar la transparencia y el largo plazo–, la UE se ha propuesto el establecimiento de unos criterios comunes (taxonomía) sobre activos sostenibles como un paso clave para extender la financiación verde. Existe un grupo técnico de expertos sobre finanzas sostenibles (Technical Expert Group on Sustainable Finance), que se creó para proporcionar asistencia en las iniciativas de la Comisión Europea. En una primera fase la taxonomía tratará de la ‘E’ de los criterios ESG (los medioambientales). En paralelo, este mes ha ¿En qué consiste la taxonomía verde que reclama Ana Botín? EXIGENCIA LEGAL/ Cada día son más las normas que exigen a las empresas aplicar criterios de sostenibilidad, pero la falta de claridad y homogeneidad sobre dichas exigencias daña la competencia y dificulta cumplirlas. Ana Botín, presidenta de Banco Santander, ha pedido en repetidas ocasiones que se estipule una taxonomía de qué es y qué no es verde o sostenible. entrado en vigor el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) con el fin de hacer más clara la información financiera sostenible. En concreto, su artículo 8 se refiere a los fondos que promueven las características ESG en su proceso de inversión. El artículo 9 incluye los fondos que tienen un objetivo o impacto sostenible. Existe un enorme interés por unificar criterios que permitan medir qué es realmente verde y sostenible, separándolo del llamado greenwashing, término acuñado para aquellas propuestas que simulan ser respetuosas con el medio ambiente y en realidad no lo son o de las que dañan otros objetivos de sostenibilidad. Poner a todos de acuerdo en busca de una taxonomía no es fácil. Thomas Buberl, director ejecutivo de Axa, advierte que “un francés siempre diría que lo nuclear es verde, pero un alemán que haya votado a favor de salir de la energía nuclear probablemente no lo acepte”. Otro ejemplo, lo primero que se va sabiendo en relación con las hipotecas verdes no parece ser del agrado de la banca (ver pág. 25). Voces autorizadas Por difícil que resulte, son muchas las voces autorizadas que reclaman un estándar global, entre ellas las del director gerente del Banco Mundial, Axel Van Trotsenburg, o el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis. Alberto Castilla, socio responsable de Sostenibilidad en EY, explica que “hace 6.000 años se usaban tablillas de barro para el comercio de ganado y en 1934 nacieron las normas de contabilidad; hoy es necesario alcanzar una taxonomía aceptada por todos sobre sostenibilidad”. La vicepresidenta Nadia Calviño asegura que España necesitará 236.000 millones de euros en diez años de financiación pública y privada para afrontar los desafíos del cambio climático. Para llevarlos a buen fin, ella también apunta a la taxonomía como pilar fundamental. Biurrun, P. (24 de marzo de 2021), ¿En qué consiste la taxonomía verde que reclama Ana Botín?, Expansión, pp 21.


Publicado por Unai Admin

18/07/2025

Vuelve Sustainable Brands® Madrid 2021 con un ciclo de encuentros para una reconstrucción sostenible

En el marco de la iniciativa #BuildBackBetter promovida por Naciones Unidas para la recuperación post covid, Sustainable Brands Madrid 2021 contará con una serie de encuentros híbridos para analizar los desafíos que tenemos como sociedad para la reactivación económica y recuperación social. Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership colabora con Quiero en impulsar esta nueva edición Quiero, plataforma internacional de sostenibilidad, impulsa una nueva edición de Sustainable Brands® Madrid, el encuentro internacional de referencia en Europa en materia de desarrollo sostenible en el que se analizan y comparten las experiencias más destacadas de las empresas y organizaciones más comprometidas a través de modelos de negocio centrados en las personas y el entorno. Tras un año marcado por la pandemia, Sustainable Brands regresa a Madrid con un nuevo formato que comprenderá una serie de webinars y encuentros híbridos durante 2021, en el marco de la iniciativa de la ONU #BuildBackBetter para la recuperación post covid, que alienta a gobiernos y empresas a promover una recuperación basada en criterios de sostenibilidad. Sustainable Brands® Madrid 2021 cuenta con el apoyo institucional de la CEOE y la colaboración de la Asociación de Marketing de España, B Lab Europe, Capitalismo Consciente, DIRSE, Impact Hub Madrid, Corporate Excellence y NESI Forum. Los medios colaboradores de esta edición son Atresmedia, Ciudad Sostenible, Corresponsables, Diario Responsable y Ethic. “Con esta sexta edición de Sustainable Brands Madrid queremos contribuir a buscar soluciones para la reactivación económica y la recuperación social junto a empresas, marcas y organizaciones. La pandemia ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de la economía global y ha aumentado las desigualdades, por eso con el lema #BuildBackBetter de la ONU queremos contribuir a identificar soluciones que nos hagan mejores a todos. Así, en este primer webinar analizaremos cómo la economía circular puede impulsar la reactivación económica y social, además de cómo va a evolucionar durante los próximos años”, explica Sandra Pina, directora general de Quiero y directora de Sustainable Brands Madrid. Durante 2021, Quiero irá anunciando los diferentes encuentros que se desarrollarán durante el año para contribuir desde el desarrollo sostenible y la innovación disruptiva a identificar propuestas y soluciones para contribuir a la reconstrucción tras la pandemia.


Publicado por Unai Admin

18/07/2025

Los asuntos éticos, ambientales y sociales, en el punto de mira

La consideración de los aspectos sociales, ambientales y éticos (ESG) a la hora de configurar los criterios de inversión ha adquirido relevancia en los últimos años, y todos los indicios muestran que esta importancia seguirá creciendo. De hecho, en la estrategia de influyentes inversores, la gestión del capital, la estrategia a largo plazo, el propósito y el cambio climático son elementos fundamentales. Entre enero y noviembre de 2020, se invirtieron 288.000 millones de dólares en activos sostenibles en todo el mundo, un 96% más que en todo 2019. Pero la aparición del Covid y la crisis económica y social ha propiciado un mayor escrutinio de los temas ESG por parte de inversores institucionales y proxy advisors (asesores de voto). Su apoyo a las propuestas relacionadas con estos asuntos de los accionistas ha aumentado, continuando a su vez la convergencia con el activismoaccionarial. La sexta edición del Observatorio de la Inversión ESG de Georgeson y el Club de Excelencia en Sostenibilidad, en colaboración con IE Business School y Endesa, pone de manifiesto la importancia que los inversores otorgan a los asuntos ambientales, sociales y éticos como palanca de generación de oportunidades y reducción de riesgos. En este sentido, durante la temporada de juntas 2021, inversores institucionales y proxys evaluarán demanera más estricta la gestión de los asuntos ESG de las cotizadas españolas. ‘Reporting’ El estudio incluye conclusiones y recomendaciones, destacando la relevancia que cobrará el reporting de la información no financiera. La demanda de mayor transparencia y estandarización por parte de los grupos de interés ha impulsado a las empresas a informar sobre su desempeño, reflejándose en la aparición de marcos internacionales de reporting, con estándares como GRI (Global Reporting Initiative), SASB (Sustainability Accounting Standars Board), IIRC (International Integrated Reporting Council) o TCFD (Task Force on Climate-related Financial Disclosures). También ha evolucionado la normativa europea, imponiendo su carácter obligatorio. Con la Directiva europea sobre divulgación de la información no financiera de 2014, se ha puesto de manifiesto que la información publicada por las empresas no es suficiente para medir, supervisar y gestionar su efecto en la sociedad y el medio ambiente. La Comisión Europea se ha comprometido a revisar la Directiva y, como parte del Pacto Verde Europeo, ha lanzado una consulta pública para avanzar en el proceso. Una revisión que pretende proporcionar datos completos y homogéneos sobre cómo inciden las actividades empresariales en el medio ambiente y en la sociedad, y cómo se tratan los potenciales riesgos de sostenibilidad. Es previsible, dice el informe, que la modificación de la Directiva dé lugar a un mayor desarrollo reglamentario en el futuro que contribuirá a resolver algunas de las dudasrespecto a la aplicación de la ley para que todas las empresas publiquen la información conforme a estándares comunes. Taxonomía verdede la UE El reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo sobre el establecimiento de un marco para facilitar las inversiones sostenibles será otra de las tendencias que marcarán el futuro del reporting. En diciembre de 2019 se aprobó la Taxonomía Europea que proporciona a los inversores y gestores empresariales un lenguaje común para determinar las actividades económicas que pueden ser consideradas sostenibles desde el punto de vista ambiental. Como desarrollo de esta norma, se espera que este junio la Comisión Europea adopte, a través de un acto jurídico delegado, la forma en la que las empresas e inversores deben cumplir con determinadas obligaciones para divulgar información en este ámbito. Y, a principios de 2022, deberán publicarse los primeros informes de las empresas y las declaraciones de los inversores utilizando la Taxonomía de la UE. Median, A. (15 de marzo de 2021). Los asuntos éticos. ambientales y sociales, en el punto de mira. Expansión. pp.10


Publicado por Unai Admin

18/07/2025

Las empresas que actúan con más intensidad ante COVID-19 fortalecen su reputación y su resiliencia

Entre las empresas más admiradas en términos de capacidad de respuesta ante la crisis del COVID-19 destacan Inditex, Mercadona y Telefónica Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership analiza junto a Kirishu la actuación de las empresas ante la COVID-19 en términos de capacidad de gestión, transformación y compromiso La investigación demuestra que las empresas que tienen un propósito definido y activado presentan mayor intensidad en las actuaciones realizadas durante la pandemia Madrid, 28 octubre 2020. En un escenario de crisis global como el que estamos viviendo es imprescindible identificar las capacidades más relevantes sobre las que debe vertebrarse la empresa de futuro. A estas premisas trata de responder La empresa en el mundo post-covid19, una investigación impulsada por Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership en alianza con Kirishu, consultora especializa en sostenibilidad y reputación. El modelo COVID-19 y el rol de las empresas, que ha contado en su primera edición con la participación de 190 empresas, analiza la intensidad de las actuaciones realizadas en términos de capacidad de gestión, transformación y compromiso; e identifica los aspectos prioritarios a medio plazo para las compañías que quieran reforzar su posición de liderazgo, reputación y confianza. En palabras de Silvia Guzmán, socia fundadora de Kirishu, el modelo “distingue tres grandes capacidades de las organizaciones que se desarrollan en torno al propósito y a la generación de valor compartido y equilibrado para todos los grupos de interés. Estas capacidades permiten dar respuesta a los riesgos y demandas del entorno, así como identificar aspectos clave a incorporar en los procesos de las compañías”. Situaciones de crisis como la que estamos viviendo ponen a prueba el propósito de las organizaciones y su grado de implantación y articulación. Según los resultados del estudio, las empresas con propósito definido y activado presentan mayor intensidad en las actuaciones realizadas durante la pandemia en todas las capacidades y dimensiones del modelo. Así, en el ámbito de gestión superan al promedio en un 6 %, un 5,7 % en transformación y un 9 % en compromiso y colaboración. En este sentido, Ángel Alloza, CEO Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership, ha asegurado que uno de los principales hallazgos del modelo de empresa de futuro está en comprender “que el propósito corporativo actúa como catalizador de las actuaciones y decisiones de las organizaciones, aportando agilidad, autenticidad y coherencia”. La investigación desvela, además, el impacto positivo en términos reputacionales para aquellas compañías que cuenta con un propósito definido y activado, y participan en la resolución de los grandes retos globales, ya que un 83 % de las empresas consultadas declara que ha mejorado su reputación en el caso de los empleados, un 69,5 % en clientes, un 52 % en sociedad, un 44 % en proveedores y, finalmente, un 42 % en el caso de accionistas e inversores. Principales resultados del rol de la empresa ante la COVID-19 El nuevo contexto pone en valor el rol de las empresas que presentan soluciones relevantes y comportamientos adecuados. Según el estudio, la capacidad de gestión es la que mayor atención recibe por parte de todas las empresas analizadas. Supera en 15 puntos a la capacidad de compromiso y en cerca de 9 a la capacidad de transformación. De las dimensiones que componen esta capacidad destacan Aseguramiento de la actividad como la más relevante junto con Compromiso con Empleados. En esta última el nivel de intensidad de las empresas fue del 80 %, superando a todas las demás dimensiones. Se observa cómo la comunicación se ha focalizado fundamentalmente en empleados, clientes y proveedores. La capacidad de transformación, por su parte, se trata del segundo factor más trabajado en términos globales. En este ámbito, se observa cómo la intensidad de las actuaciones se ha repartido de forma equilibrada en las tres dimensiones que la componen. Sin embargo, destaca el modelo organizativo y operativo como el aspecto prioritario para la gestión a futuro. Y los atributos nuevas formas de trabajo, acompañado de nuevas formas de liderazgo y de innovación en productos y servicios. Las empresas que han impulsado de forma intensa las nuevas formas de trabajo destacan por ser más activas en comunicación interna (+7,6 pts.), respeto salarial (+7 pts.), motivación e involucración de los empleados (+6,5 pts.) y nuevas formas de liderazgo (+6,5 pts.). Para Susana Gallego, socia fundadora de Kirishu, uno de los grandes retos de las compañías “será la incorporación masiva del teletrabajo como nueva realidad, y ello no solo pasa por la transformación digital de las compañías, sino por la gestión de los recursos humanos y las personas como protagonistas del cambio”. La capacidad de compromiso y colaboración, que muestra el esfuerzo de las empresas para poner sus recursos al servicio de sus grupos de interés y de la sociedad, es el tercer factor más trabajado por las empresas en términos generales, y el segundo en el caso de las compañías de más de 30.000 empleados. La dimensión que destaca en cuanto a intensidad en esfuerzos y recursos es la colaboración con otras organizaciones, demostrando el avance en el impulso de la colaboración público-privada que ha supuesto la COVID-19; un aspecto que se ha visto activado, en parte, por el marco estratégico que aporta el propósito corporativo. En relación con los atributos y el esfuerzo realizado en esta capacidad destacan diálogo con grupos de interés, la gestión del riesgo reputacional, la colaboración con entidades públicas y el fortalecimiento de la ética y de la transparencia. Todos ellos con una intensidad superior al 60 %, lo que evidencia la buena salud de las compañías en gestión de intangibles. Empresas más admiradas por su respuesta a COVID-19 Entre las empresas más admiradas por su respuesta y actuación y que los profesionales consideran que saldrán más fortalecidas tras la crisis, en términos de posicionamiento y reputación, están Inditex, que destaca por su inmediatez, colaboración con autoridades y disposición de su logística; Mercadona por garantizar servicios de primera necesidad y la seguridad y salud de empleados y clientes; y en tercera posición se sitúa Telefónica, que es reconocida por garantizar el servicio, especialmente ante un incremento exponencial de la demanda. A su vez, los sectores que destacan en términos de capacidad de respuesta en esta crisis, según los líderes empresariales, son el sector sanitario, el de la alimentación y la distribución. Sobre la investigación El estudio se ha elaborado a partir de información solicitada, vía encuestas online en el que han participado 190 compañías, el análisis de fuentes secundarias de relevancia y de evolución de indicadores no financieros. La construcción del modelo ha sido sometida a un proceso de validación mediante un panel de expertos en el que han participado las empresas miembros de Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership. El proyecto ha sido desarrollado por los equipos de trabajo de Kirishu y Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership, liderados por Susana Gallego y Silvia Guzmán, socias fundadoras de Kirishu y expertas en sostenibilidad y reputación; y Ángel Alloza, CEO Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership. Además, ha contado con la supervisión técnica de Enrique Carreras, miembro del comité de Expertos de Corporate Excellence – Centre for Reputation Leadership; y de la colaboración de Europublic para el diseño visual, maquetación y digitalización.


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